viernes, 16 de mayo de 2014

La constancia de la oración


Orar es la conversación con Dios, es el alimento para el alma en donde nos comunicamos directamente con nuestro Dios. La oración es vital para la vida del cristiano (Salmos 141:2), Dios espera que nos comuniquemos con Él en cualquier momento del día. Dios no rechaza oración y sin importar la peor condición que nos encontremos él nos escucha con agrado (Salmos 6:9). Existe una diferencia entre rezar y orar, ya definimos la oración como la conversación con Dios, rezar es repetir una plegaria ya previamente establecida, este proceso es mecánico; la gran diferencia es que el orar es un proceso en donde de forma inteligente conversamos con Dios. La oración puede ser larga o corta, puede ser de súplica o de adoración, puede ser acostado, sentado, parado o de rodillas sin importar como nos colocamos, lo importante es que nuestra alma esta postrada ante Dios. La oración también puede ser una conversación en donde solo le podemos contar a Dios como fue nuestro día o simplemente compartir nuestra opinión con Él sobre algún tema en partículas. La oración es libre y genera en nosotros una conexión con nuestro Señor. Cuando nosotros oramos Dios se apiada de nuestra alma responde a nuestra peticiones y lo buscamos con sinceridad (2 crónicas 7:14). La oración tiene poder, es un auxilio en los problemas y Dios socorre en momento oportuno (Salmo 18:6) Jesús nos enseña que la oración constante es poderosa, al momento de orar se debe de orar en privado, es decir no hay que orar para que otras personas lo vean, la oración es personal o colectiva cuando es grupo, pero nunca hay que orar para otros vean que estamos orando (Mateo 6:5-15). Dios sabe lo vas a orar por lógica él sabe todo, por lo que hay que ser sincero con nuestro Señor y ser directo (Mateo 6:8); hay que despedir según nuestro corazón y el responderá a su debido tiempo (Mateo 7:7-8). La oración persistente Dios la contesta, muchas veces tenemos años orando por un milagro o una petición especial, muchas veces nos decepcionamos y dejamos orar, Jesús nos invita por medio de dos parábolas a ser persistentes en la oración que Dios la contestara según su misericordia, Dios es misericordioso y bondadoso con sus hijos (Lucas 11:5-13, Lucas 18:1-8) recordemos que todo lo que se pide al Padre por intermedio de Jesús, lo hará, Jesús es nuestro intercesor ante el Padre (Juan 14:13-14). La oración del justo es poder y poder para la gloria de Dios, todo los días es necesario para nuestro espíritu orar al menos un momento del día. Dios espera nuestra oración e inclina su oído esperando nuestras palabras. La oración es la comunicación directa con Dios. La oración no es una obligación es un privilegio que todos tenemos y que Dios así lo permitido.

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